Las pequeñas y medianas empresas ofrecerán en los próximos 10 años más de 1.600.000 puestos de trabajo, para los que precisarán principalmente profesionales de mayor nivel de cualificación en sectores en los que se prevé mayor actividad (hostelería, ingenierías, trabajos administrativos, profesionales de ciencias sociales y matemáticas, etc.).
Así se desprende del Informe anual de Empleo en las Pymes que la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (CEPYME) y Randstad Research han presentado el pasado lunes 26 de febrero.
El informe se basa en los resultados que trimestralmente se presentan en el Boletín Trimestral de Empleo en las Pymes, que elaboran ambas instituciones, y proporciona una prospección de la evolución del empleo en las pymes a cinco y diez años por sectores de actividad, tipo de ocupación y tamaños de empresa. Con este estudio, CEPYME y Randstad pretenden contribuir a mejorar el conocimiento sobre los perfiles laborales que requieren las pequeñas y medianas empresas españolas y, de esta forma, priorizar las necesidades de formación que precisan estas empresas para cubrir sus necesidades en cada una de las actividades productivas.
En la presentación del informe han participado la ministra de Empleo y Seguridad Social, Fátima Báñez, el presidente de CEPYME, Antonio Garamendi y el presidente ejecutivo de Randstad España y Latam, Rodrigo Martín.
Según el análisis llevado a cabo por Randstad Research y CEPYME, la evolución del mercado laboral en 2017 refleja un importante cambio estructural, caracterizado por un mayor nivel de cualificación de los nuevos empleos generados por las pymes. Así, aunque los mayores crecimientos de empleo se han producido entre los perfiles no cualificados del sector industrial y de la construcción, más del 86% de los nuevos afiliados se encuentran en las tipologías de empleo que requieren ciertos niveles de cualificación, especialmente en el sector servicios.
Desde la perspectiva de la oferta laboral, también la progresión ascendente de trabajadores de media y alta cualificación es un hecho planteado como la realidad en la que se moverá la economía española en los próximos diez años, lo que permitiría afirmar que, en términos generales, los desequilibrios que se produzcan por esta evolución de la demanda de empleo de las pymes podrían ajustarse.
Ahora bien, durante este proceso podrían aparecer ciertos desajustes que han de ser considerados. Para ello, se ha definido un Índice de Tensión Laboral (ITL), entendido como la ratio entre demanda y oferta total de empleo por ocupaciones, que refleja a medida que aumenta su valoración un mayor grado de dificultad para encontrar trabajadores adecuados a sus necesidades, diferenciadas por tipología de ocupación, sector y tamaño.
En este sentido, a medio y largo plazo, las dificultades de las pymes, consideradas globalmente, según el ITL, se localizarán especialmente en el ámbito de la gestión comercial, empleados del comercio, de la hostelería, trabajadores en obras estructurales de construcción, en profesionales de apoyo en el ámbito de las finanzas, la gestión, los servicios jurídicos y la digitalización.
Los últimos datos facilitados por el Boletín Trimestral de Empleo en las Pymes correspondientes al cuarto trimestre de 2017 parecen confirmar este análisis. En este Boletín aparece la primera estimación de las previsiones para 2018 – 2019 de empleo en las pymes, que contempla la creación de más de 585.000 empleos durante estos dos años.
Se apunta hacia un escenario en el que las pymes continuarán siendo un componente decisivo de la evolución del empleo global, si bien el ritmo de creación de nuevos empleos podría ir perdiendo fuerza a lo largo del periodo.
El grueso del avance del empleo volvería a estar concentrado en el sector de los servicios que, aunque participando de la tónica general de ralentización del crecimiento, seguiría engrosando la ocupación con cifras que superan los 481.000 empleos.
En estos resultados participarían un número importante de actividades, destacando los nuevos ingresos previstos en restauración y comercio, especialmente el mayorista en 2019, junto con otros segmentos vinculados al avance de la cultura del ocio y del bienestar, del turismo, de la educación y de la innovación productiva, es decir, ligadas a la renovación del patrón de crecimiento de la economía española.